Esto sí; hacer un interrail siempre estuvo escrito en mi lista de "Experiencias que vivir de todas todas".
¡Tachado! InterRail
No lo hice sola, y es que al menos hasta la fecha prefiero viajar en compañía y compartir con alguien cada minuto, aunque sea en silencio, antes que viajar conmigo misma, y punto. El viajar sola es algo que admiro, pero con lo que yo soy, hablo, pregunto y "doy la chapa" a la gente, creo que me perdería cosas por el camino, que me volvería tarumba o que acabaría juntándome a la primera persona que encontrase (que por otro lado, imagino que este sea el intrínguilis de viajar sola claro).
Total, que una vez más, esta entrada no será un diario de viaje (no tuvimos tiempo de ir haciéndolo por el camino, la mayoría de las veces porque estábamos reventadas). Prefiero centrarme en dar consejillos y apreciaciones útiles y generales que puedan serviros realmente para algo, porque información de los lugares a los que vayáis en vuestra ruta hay a trisca pellejo, así que aquí van los 10 puntos claves que te recomiendo que leas antes de hacer un Interrail.
1º Compañía para la aventura entre raíles: ¡No con cualquiera!
Una vez que tienes claro que quieres irte de interrail, debes saber que no se trata de un viaje cualquiera. No vas a estar tirada en una hamaca, vuelta a vuelta al sol, y recorrerte lo que puedas de una isla, no. Vas a marcarte una pedazo de ruta por Europa, con lo que ello implica: tomar muchas decisiones antes y durante el viaje.Por eso, es importante que tu compañía de aventuras sea afín a ti, complementaria, con la que te puedas entender fácilmente y que tenga un rollo parecido al tuyo. Si no, tendrás discusiones aseguradas.
En mi caso, me fui con Ángela y Aida, dos amigas de toda la vida, a las que puedes gruñir con facilidad y a la vez entenderte con una mirada; de las que te conocen igual de bien que tú misma, o a veces incluso más.
2º Donde ir ¡Rutilla de viaje!
Esta es una de las partes que más me gusta: cuando me pongo a planificar un viaje, leer sobre ello y empezar a imaginármelo en mi cabeza. Ahí es cuando comienza el viaje para mí.
En lo que al Interrail se refiere, hay tantas rutas como tú quieras crear, así que las posibilidades son infinitas.
Nosotras teníamos 13 días para viajar, del 1 al 13 de septiembre, y la verdad, no nos costó nada cuadrar la ruta y hacer el reparto de días en cada ciudad. Después de haber hecho el viaje creo que acertamos de pleno; todos los lugares son prácticamente de visita obligada, por lo que merecieron la pena. Lo cierto es que no cambiaría nada, ni quitaría tiempo de un sitio para dedicarlo más a otro. Lo clavamos. Ahí va nuestro planning por si os da alguna ideilla:
- Santander-Madrid-Budapest-Bratislava-Viena-Cracovia-Auschwitz-Praga-Bilbao.
Reparto de días:
Budapest: 4 días (el lugar con el ambiente -alternativo- que más nos gustó: ¡Barrio judío!).
(Balneario Termal Széchenyi)
(Vista de Pest, desde Buda)
(Paseo en barco por el Danubio ¡Parlamento!)
(El mejor de los bares ruina: ¡Szimpla! Para cenar id al Karavan, está al lado y es del rollo)
(uno de los laterales del Parlamento)
Bratislava: Una mañana (suficiente); (ciudad de paso, pequeña, pero merece la pena parar).
(Estatuas callejeras)
Viena: 2 días (uno de ellos dedicado al palacio de verano de los Habsburgo, Schönbrunn, también conocido como "el Versalles vienés": en algunas guías no te lo señalan como imprescindible; nosotras os decimos ¡Id! Soberbio).
(Palacio Schönbrunn)
(Exterior Ópera de Viena)
(Tarta Sacher)
Cracovia: 2 días (1 para la ciudad, pequeña y muy bonita + 1 día para Auschwitz, la que debe ser una visita obligatoria para todo el mundo).
(Plaza del Mercado de Cracovia)
(Catedral de Wawel)
(Campo de concentración de Birkenau)
(Sala de los zapatos; Auschwitz)
(Campo de concentración de Auschwitz)
Praga: 4 días (muy "cuqui"; merecidísima fama, preciosa, aunque tremendamente turística).
(Plaza de la Ciudad Vieja de Praga)
(Puente de San Carlos)
(Muro de John Lennon)
(Reloj astronómico medieval)
Esta es la teoría, en la práctica, como en casi todo viaje, hay gajes del oficio o cosas que no puedes vaticinar (aquí está lo guapo del meollo, aunque en el momento te pueda hacer de todo menos gracia), así que hubo modificaciones en nuestro itinerario.
Tanto es así, que podemos incluír en nuestra ruta una pequeña parada en Burgos y decir que nuestro viaje de Interrail en lugar de comenzar con un trayecto en tren… lo inauguramos en autobús!
Nuestra estancia en Budapest coincidió con lo ocurrido con los refugiados de Siria; como sabéis, se cancelaron todos los trenes internacionales, así que un billete de autobús a última hora fue nuestra única forma de salir del país en la fecha prevista. Nadie sabía nada, nadie te decía nada, nadie nada. Y si nosotras no sabíamos nada… toda esa cantidad de gente ¿qué sabría? Y aún así, allí esperaban, tirados en la estación de tren de Keleti, en la de metro y en la calle; familias enteras, esperando pacientemente, educadamente, pidiendo a unos gobiernos que les abran las puertas, que les alejen de la muerte de la que vienen. Sin duda algo insólito de vivir, sobrecogedor, tremendamente triste. En ese momento te chocas de bruces con una realidad de la que solemos mantenernos al margen, por resultarnos lejana quizás, por vivir felices en la ignorancia tal vez, pero que sin duda debe suscitarnos el hacer al menos un poco de autocrítica. O eso pensamos nosotras. ¿Este es el mundo que queremos? ¿Qué podemos hacer para mejorarlo, en beneficio de todos?
3º Pase Interrail
Lo primero, te recomiendo que a la hora de concretar la ruta de viaje pienses si prefieres centrarte en un país en concreto (ej. Alemania) o bien rotar por distintos países de Europa. Depende de esta decisión, el pase de interail que tendrás que comprar será distinto, y por supuesto el precio variará. Una vez que tengas esto decidido, podrás comprar tu pase o bien por Internet (http://es.interrail.eu/interrail-passes) o en la estación de RENFE de tu ciudad (nosotras hicimos esto último).
- One Country Pass (un solo país): Desde EUR 42 €
- Global Pass (te permite moverte por Europa) Desde EUR 192 € (este es el nuestro: te permite hacer 5 viajes entre países de Europa en un período de 10 días).
Importante el tema de la edad. Si tienes hasta 25 años y 364 días en el momento en que haces tu primer viaje de tren, entonces el precio del billete será bastante más bajo. Una vez que cumples los 26 el precio sube mogollón, así que aprovechad este tema!
Nosotras éramos tres, dos de 25 y una de 26, así que repartimos los precios de los pases entre las tres para que fuese equitativo.
Canjear el pase
A ver, esta era una duda que nos acompañó casi hasta el momento de coger el primer tren. La información que encontramos antes del viaje fue de todo menos clara, pero en la práctica no pudo ser más sencillo:
Tú tienes tu pase interrail, vale, pero luego hay trayectos que necesitan reserva antes de subirte al tren y otros que no la necesitan. Los nocturnos siempre necesitarán reserva, y pagar un suplemento que varía en función de si vas a dormir en una butaca, en un compartimento de seis literas, que era el nuestro (no apto para claustrofóbicos), o en uno de cuatro literas.
Para ver qué trenes necesitan reserva y los horarios oficiales de los trenes lo mejor es que os descarguéis la aplicación en el móvil llamada “Rail Planner”, que además no necesita conexión a Internet. Los trenes que necesitan reserva sirve con pasaros por las taquillas (cuando antes mejor, para no correr riesgos), y los que no necesitan sencillamente montaros en el tren, sin pasar por nada, directamente.
En ambas opciones, una vez montados, tenéis que ser vosotros los que escribáis en vuestro pase el día en el que os encontráis y el nº de viaje que estáis haciendo. Así que incluid un bolígrafo en vuestra mochila de viaje!
4º Mochila ¡No lo conviertas en un instrumento de tortura!
Jejejeje…
Por mucho que leáis cómo hacer una mochila para un viaje como estos, y os hartéis de escuchar y leer que metáis lo mínimo y evitéis los “por si acaso”, hasta que no sufráis las consecuencias de haber hecho mal una mochila no aprenderéis para la próxima vez. Porque las personas somos así, información nos sobra, pero hasta que no nos equivocamos no aprendemos, así que probablemente si es vuestro primer viaje del estilo, meteréis más de la cuenta; eso es así.
A nosotras nos pesó 10 kilos cada mochila aprox. y muchas veces la hubiésemos regalado con tal de no tener que cargar con ella, especialmente cuando teníamos que cogerla y ponérnosla a la espalda una y otra vez.
Lo más gracioso: Al final nos hizo más frío del que pensábamos y fuimos diariamente con las mismas sudaderas, pero intercambiándolas entre nosotras. Así que los “por si acaso” volvieron a casa igual que fueron, pero mucho más arrugados.
5º Presupuesto
Al igual que la ruta, el presupuesto es tremendamente variable y a gusto del consumidor.
Nosotras no sabemos (ni queremos saber) cuánto nos hemos gastado con exactitud; llevamos euros y fuimos cambiando en los tres países que tenían moneda propia, sacando money cuando nos hizo falta en los cajeros (pero evitándolo) y pagando con tarjeta, que es lo ideal, porque no pagas comisión.
Calculamos unos 1100 euros en total del viaje para dos semanas, ahora bien (y esto es importante), no nos privamos de nada: poco supermercado y mucho restaurante en zonas turísticas (la plaza de Praga, la plaza central de Cracovia, Hard Rock de Viena, codillo en la cervecería más antigua del mundo…), parque de atracciones de Viena, óperas, gofres, tarta Sacher y meriendas varias, cervezas, balneario, paseo en barco por el Danubio, regalitos…etc.
Calculamos unos 1100 euros en total del viaje para dos semanas, ahora bien (y esto es importante), no nos privamos de nada: poco supermercado y mucho restaurante en zonas turísticas (la plaza de Praga, la plaza central de Cracovia, Hard Rock de Viena, codillo en la cervecería más antigua del mundo…), parque de atracciones de Viena, óperas, gofres, tarta Sacher y meriendas varias, cervezas, balneario, paseo en barco por el Danubio, regalitos…etc.
Nosotras economizamos lo que pudimos con el transporte (dos trenes nocturnos: Viena-Cracovia y Cracovia-Praga) y en el alojamiento en sí (siempre albergue), pero en este aspecto también podríamos haberlo hecho mucho más; hay gente que duerme en las estaciones de tren etc. pero no era nuestro planteamiento de viaje: sólo queríamos un sitio limpio para dormir, sin más, y el resto lo que nos fuese pidiendo la ciudad, pero siempre dentro de nuestras posibilidades.
6º Alojamiento:
Hostelling Internacional.
Un par de semanas antes del viaje nos sacamos el carnet de alberguista internacional; lo solicitamos en la página de Jovenmanía (en lo que a Cantabria se refiere), y lo recogimos a los pocos días en la oficina del Injuve (Instituto de Juventud) en la C / Cuesta del Hospital, 10 de Santander.
Este carnet cuesta 6 euros, es simplemente una pegatina con tu nombre, firma, y poco más (no foto), y te da acceso a los albergues que hay en todo el mundo de Hostelling Internacional. Este carnet te lo pedirán en la recepción de los albergues a tu llegada (aunque en Budapest no nos lo pidieron). En algunos albergues tienes que ser estrictamente miembro de Hostelling para entrar, en otros basta con que pagues un plus que depende del albergue.
De los 4 albergues en los que estuvimos, todos cumplían con el objetivo básico: estaban limpios, y las camas (algunas camas, otras literas) eran bien cómodas. Estuvimos en habitaciones de de todo tipo; de 10 personas mixtas, sólo de chicas, con baños compartidos la mayoría y en Budapest en una habitación de 4 personas, en la que estuvimos las tres solas con un baño privado; aquí triunfamos.
En definitiva, Hostelling te garantiza cierta calidad.
7º La gente. Los amigables centroeuropeos (tirando de ironía)
Advertir a los que vayáis a viajar a centroeuropa, que nosotras no lo sabíamos, que las personas –autóctonas- de las ciudades que visitamos son por lo general: serias, ariscas y bordes.
Desde luego que esto no deja de ser una generalidad porque no llegamos a conocer al total de las personas de cada ciudad, y habrá de todo, pero compartiendo impresiones con personas que conocimos por el camino parecía que todos teníamos la misma opinión; son sumamente secos y cortantes, rozando incluso lo que nosotros podríamos calificar como “maleducados”.
En concreto, en uno de los freetour que hicimos en Praga, uno de los guía nos dijo que los checos de entrada son fríos y desconfiados por una cuestión histórica, por haber sido siempre invadidos por extranjeros, pero que una vez que ellos ven que haces por integrarte en sus costumbres son cálidos y leales. Así que bueno, que no cunda el pánico, sólo se necesita más tiempo con ellos.
8º Turisteo cultural Lo mejor… ¡Freetour!
Para los que hayáis hecho alguna vez algún free tour imagino que estéis de acuerdo con nosotras en esto, y los que no, os animo a que probéis esta forma de empaparte de la ciudad con conocimiento de causa. Es la mejor forma de conocer un lugar, sobre todo cuando estás poco tiempo en el sitio.
Un freetour es un “tour gratuito” en el que un guía (en nuestros casos con formación en historia) os hace un recorrido determinado por la ciudad en cuestión y os va explicando lo más significativo (ejemplo; el barrio judío de Cracovia). Estos guías y freetours los sueles encontrar en los llamados “meeting point” (puntos de encuentro) que se ubican en las zonas más conocidas de la ciudad, como las plazas de las ciudades, el parlamento de Budapest etc. Hacen los tour a una hora concreta y en distintos idiomas, y de esto os informarán los relaciones públicas que seguramente se os acercarán (muchas veces con paraguas de un determinado color para que los identifiques y diferencies las distintas agencias, sobre todo en Praga, que es donde más agencias freetour hay).
La idea del freetour es que el contenido del recorrido sea contado de forma amena y lleno de anécdotas y curiosidades para que resulte más atractivo. Esta es la idea…Pero ojo! Te puede pasar también que tengas la mala suerte, como nos pasó a nosotras en uno de los que hicimos en Praga, que el guía sea una pesadilla del copón, que te cargue de información sobre historia de tal forma que él mismo se líe entre los reyes que hubo, los siglos en los que pasaron las cosas y las guerras mundiales, (¡hasta el punto de cogerle manía!). En este caso el freetour se convierte en una especie de tortura cultural (y eso que me gusta la historia…). Esto es como el profe que ante la misma materia hace que te fascine lo que te cuenta o el que lo hace de tal forma que no sabes ni por donde cogerlo. Cuestión de suerte. En este caso, si quieres, puedes abandonar el freetour, no estás obligado a acabarlo.
La idea del freetour es que el contenido del recorrido sea contado de forma amena y lleno de anécdotas y curiosidades para que resulte más atractivo. Esta es la idea…Pero ojo! Te puede pasar también que tengas la mala suerte, como nos pasó a nosotras en uno de los que hicimos en Praga, que el guía sea una pesadilla del copón, que te cargue de información sobre historia de tal forma que él mismo se líe entre los reyes que hubo, los siglos en los que pasaron las cosas y las guerras mundiales, (¡hasta el punto de cogerle manía!). En este caso el freetour se convierte en una especie de tortura cultural (y eso que me gusta la historia…). Esto es como el profe que ante la misma materia hace que te fascine lo que te cuenta o el que lo hace de tal forma que no sabes ni por donde cogerlo. Cuestión de suerte. En este caso, si quieres, puedes abandonar el freetour, no estás obligado a acabarlo.
Una vez que finaliza el tour les das la propina que tú consideres oportuna; no es obligatoria, pero raro es que no se dé nada, porque por lo general son todos gente joven, entusiasta y muy agradable que te explican lo que ves de forma que lo aprecies más y mejor, y tú te sientes satisfecho/a.
Siempre molan más los sitios cuando tienes información que te hace entender lo que estás viendo.
Así que nosotras no tenemos duda: ¡Arriba los freetour!
9º Turisteo cultural (con entradas)
Vale, esto puede resultar quizás absurdo pero nosotras pecamos de ello, especialmente un día en Budapest, que teníamos la ruta del día perfectamente planificada y luego resultó no ser tan perfecta; nos salió todo al revés.
Si vais a planificar qué ver al día siguiente, primero conocer los horarios de los lugares a los que vayáis a ir. Muchos de los sitios más importantes de las ciudades sólo se pueden entrar pagando y en algún caso con guía(no puedes ir por libre), como es el caso de las óperas, y son a una hora determinada, no cuando a nosotros/as nos viene mejor. Así que hay que saberlo, informarse y en función de eso, planificarse.
Como decía, en Budapest uno de los días íbamos a haber ido a ver el Parlamento por dentro, el museo de arte, la sinagoga judía y hacer un tour de cultura alternativa; pues bien, el tour en español del Parlamento ese día era sólo a las seis de la tarde (cuando fuimos eran las 10 de la mañana), lo que nos partía todo el día y nos descuadraba el planning; el tour de cultura alternativa no era freetour como pensábamos, sino que valía una pasta, así que nos fuimos corriendo; y luego cuando fuimos a la sinagoga judía había que pagar casi 20 euros y quedaban 20 minutos para que cerrase. Total, que ese día no hicimos nada de lo previsto (suerte que pudimos hacerlo otros días), y acabamos bebiendo cerveza en un par de bares ruina de Budapest, lo cual por otro lado estuvo muy bien.
Así que lo dicho, informaros bien de horarios y precios, más que nada para no marearos a vosotros/as mismos/as y no hacer más kilómetros de la cuenta.
10º DISFRUTA que no hay marcha atrás
Voy a acabar este post con la mayor obviedad de todas, pero que paradójicamente a veces nos ocurre.
Y es que disfrutemos de cada viaje, cada ciudad que visitamos, cada día en que vemos cosas por primera vez, o por segunda, o por tercera, porque es algo que no se va a volver a repetir del mismo modo nunca.
Muchas veces los viajes son más magníficos cuando echamos la memoria atrás en el recuerdo y pensamos en ellos, o cuando nos ponemos a ver las fotos, y claro, nos entra la nostalgia y no podemos evitar pensar “quién pudiese estar ahora ahí” (¡Pues ahora lo estás!) Y es que lo mismo que ocurre a veces con las personas, que no sabemos su real importancia hasta que notamos su ausencia, es lo que ocurre con los viajes: no los explotamos cuando podemos, como podríamos.
Nos tiramos el año pensando en nuestras vacaciones, deseando que lleguen y llevando la cuenta atrás cuando falta poco, así que no valoremos los viajes a toro “pasao”, sino “in situ”, más aún si se trata de un viaje de este pelo!
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